vuelo 031
Ayer, y antes que salga el sol, volé de la isla; y mientras el pájaro de acero se elevaba -ya de regreso, por la noche; pensaba en muchas cosas que no había hecho y que ese pájaro podría llevarse para siempre, si no llegara a posar sus patas, sobre la isla, sin novedad.
He subido y bajado de pájaros como ese muchas veces - obligada, casi siempre- pero feliz, porque me encanta hacerlo. Esta última vez fue distinta. Esta vez éramos muy pocos quienes viajábamos en sus entrañas. Pude estirarme a mis anchas en los tres asientos que eran solo para mí, pero no lo hice, porque me la pasé mirando a la nada. Mirando a la oscuridad que nos rodeaba. Apoyando mis manos en los costados cuando el ave tropezaba. Miraba hacia lo oscuro y me preguntaba si estaríamos sobre el mar, y miraba a mi costado y me preguntaba a quién me gustaría tener ahí. Fue extraño preguntarme aquello, y fue más extraño aún el haber encontrado respuesta. Y entonces lo extrañé mucho. Y extrañé no haberle dicho muchas cosas que han pasado como ráfagas por mi mente, y que luego se hacen lagunas y se secan. Nunca recuerdo lo que debo decir cuando debo decirlo. Pero mientras volaba, y miraba al costado vacío, y adelante y detrás, más espacios vacíos; pensé que habrían muchas más personas que me hubiera gustado tener ahí para decirles todo lo no dicho.
Me lo imaginé a mi costado, haciendo caras y voces, como es su costumbre. Y yo riéndome de todo. Me lo imaginé contándome alguna historia y a él escuchando alguna mía. Me imaginé a los dos dentro de un pájaro rumbo a algun hermoso lugar. Rumbo a cualquier lugar, eso ya sería hermoso.
Antes de terminar de imaginarme más, ya el ave había aterrizado. Y mientras caminaba hacia la salida, pensé que podría correr y abrazar y hasta besar al piloto por lo hecho. Pero entonces él pensaría que estoy loca, asi que como no quise que nadie mas lo piense, lo miré a los ojos, le sonreí, le extendí la mano, y solo dije“gracias”.
Hoy, él me sorprendió al planear un viaje. En pájaro de acero y a un hermoso lugar. Y eso que aún, y pese a todo lo antes escrito, no le he dicho nada de lo que debo. Ni a él ni a nadie más. Quizá haya que subirse a otro pájaro para tomar valor.
He subido y bajado de pájaros como ese muchas veces - obligada, casi siempre- pero feliz, porque me encanta hacerlo. Esta última vez fue distinta. Esta vez éramos muy pocos quienes viajábamos en sus entrañas. Pude estirarme a mis anchas en los tres asientos que eran solo para mí, pero no lo hice, porque me la pasé mirando a la nada. Mirando a la oscuridad que nos rodeaba. Apoyando mis manos en los costados cuando el ave tropezaba. Miraba hacia lo oscuro y me preguntaba si estaríamos sobre el mar, y miraba a mi costado y me preguntaba a quién me gustaría tener ahí. Fue extraño preguntarme aquello, y fue más extraño aún el haber encontrado respuesta. Y entonces lo extrañé mucho. Y extrañé no haberle dicho muchas cosas que han pasado como ráfagas por mi mente, y que luego se hacen lagunas y se secan. Nunca recuerdo lo que debo decir cuando debo decirlo. Pero mientras volaba, y miraba al costado vacío, y adelante y detrás, más espacios vacíos; pensé que habrían muchas más personas que me hubiera gustado tener ahí para decirles todo lo no dicho.
Me lo imaginé a mi costado, haciendo caras y voces, como es su costumbre. Y yo riéndome de todo. Me lo imaginé contándome alguna historia y a él escuchando alguna mía. Me imaginé a los dos dentro de un pájaro rumbo a algun hermoso lugar. Rumbo a cualquier lugar, eso ya sería hermoso.
Antes de terminar de imaginarme más, ya el ave había aterrizado. Y mientras caminaba hacia la salida, pensé que podría correr y abrazar y hasta besar al piloto por lo hecho. Pero entonces él pensaría que estoy loca, asi que como no quise que nadie mas lo piense, lo miré a los ojos, le sonreí, le extendí la mano, y solo dije“gracias”.
Hoy, él me sorprendió al planear un viaje. En pájaro de acero y a un hermoso lugar. Y eso que aún, y pese a todo lo antes escrito, no le he dicho nada de lo que debo. Ni a él ni a nadie más. Quizá haya que subirse a otro pájaro para tomar valor.